
Día Mundial contra la esclavitud infantil.
El día 16 de abril, como cada año desde que en 1995 muriera asesinado con 12 años el activista pakistaní Iqbal Masih, se celebra el Día Mundial de la lucha contra la esclavitud infantil.
Iqbal fue un niño esclavizado por la industria tapicera que, tras ser liberado por el Frente de Liberación del Trabajo Forzado, se convirtió a través de su impactante testimonio en un referente internacional de la lucha por la libertad de miles de niños y niñas esclavizados alrededor de todo el mundo. Tanto es así que el aniversario de su muerte ha sido nombrado por instituciones y ciudadanos como Día Mundial contra la Esclavitud Infantil.
Pero, si bien la lucha de Masih continúa dando fruto y se va creciendo en conciencia acerca del problema que supone para la infancia vulnerada la falta de recursos, la explotación, la falta de posibilidades para poder asistir a la escuela y recibir una formación adecuada, etc. el panorama lejos de mejorar, empeora:
Actualmente, según la OIT, en el mundo existen más de 230 millones de niños y niñas que son esclavos, cifra que asciende al doble según un estudio realizado por Ghilherme Lichand (de la Universidad de Surich) y Sharon Wolf (Universidad de Pennsylvania).
Sea como fuere, las cifras reflejan una realidad inaceptable, pues se trata de un radical abuso contra la infancia. Iqbal Masih, en sus intervenciones ante organismos internacionales repetía con fuerza: “no compren la sangre de los niños”.
Ahí está la clave: vivimos inmersos en un consumismo exacerbado e innecesario de productos de todo tipo, que requiere, para responder a tanta demanda, la puesta en marcha de un ejército de esclavos y esclavas, tanto adultos como niños/as.
Las grandes multinacionales instalan sus fábricas en países como China, Pakistán, Bangladesh, Uzbekistán, Vietnam… donde la mano de obra es más barata y los derechos humanos brillan por su ausencia: jornadas interminables, pésimas condiciones laborales y salarios de hambre. Estos atentados contra la dignidad se magnifican en el caso de los niños y niñas, que presentan una menor resistencia por su condición de infancia. En definitiva, son más fáciles de explotar.
Ante este panorama, desde el partido Por Un Mudo Más Justo:
Denunciamos contundentemente cualquier tipo de esclavitud, pero sobre todo la esclavitud infantil: el empleo de niños y niñas en el servicio doméstico, en la agricultura, en la ganadería, en granjas y plantaciones de cacao, tabaco, jazmín, algodón…; en fábricas textiles, donde cosen alfombras, balones, zapatillas deportivas…; en fábricas de juguetes y todo tipo de productos; en fábricas de pirotecnia y municiones; en la industria de la guerra; en las redes de la trata, la prostitución y el turismo sexual; en la minería…
Condenamos abiertamente esta realidad, e instamos al resto de partidos políticos, sindicatos y demás instituciones a posicionarse contra esta lacra. Así mismo, apelamos a la conciencia personal de cada individuo para reducir el consumo de productos innecesarios, y revisar las etiquetas de los mismos para, como nos recordaba Iqbal, “no comprar la sangre de los niños esclavos”.
Creemos que la austeridad es necesaria para frenar esta vorágine consumista que supone una doble consecuencia: por un lado la explotación de millones de personas y por otro un deterioro brutal del medio ambiente.
Levantemos la voz por la infancia explotada; que aquellos niños y niñas nos sientan cercanos, que “esta injusticia no nos sea indiferente”, porque la indiferencia nos hace cómplices y los deja solos. Soñamos con un mundo donde, cada niño y cada niña, puedan jugar libres y felices, y puedan estudiar y formarse para conseguir un buen trabajo cuando lleguen a la adultez y hacer que este mundo sea más humano y menos cruel.
Mientras exista un solo niño o niña esclavo, los adultos tenemos una deuda pendiente con ellos. Este partido alza la voz y denuncia la esclavitud infantil como una de las mayores lacras de la humanidad en pleno siglo XXI. Es hora de defender la libertad como un derecho humano fundamental y patrimonio de toda la humanidad.
Equipo de Infancia de M+J